Esta es mi cabaña. Mi refugio emocional.
“Itzi, eso es una imagen generada con IA”. Si, pero hasta que no aprenda a pintar lo que construyo en mi cabeza, vamos a tener que apañarnos con esto. 😅
¿Reconoces esa sensación de “ando más perdida que un pulpo en un garaje y no sé por qué”? Abres la agenda y ves todas esas citas, con sus lugares concretos, para realizar actividades muy diferentes. Algunas son muy obvias:
- la clase de yoga toca en la sala de la profe en la que confías
- trabajar lo haces en la oficina (o sucedáneo)
- la compra, en el súper
¿Y cuando te permites un momento contigo misma, y te miras para adentro? Ay, pues cualquier lugar sirve, ¿no?
NO
Si eres de las privilegiadas que ha decidido emprender camino hacia adentro -vamos, conocerte un poquito mejor, en plan “esta soy yo, y así funciono, aunque no me guste todo lo que veo”-, te aconsejo que te construyas tu cabaña en el bosque (o la caseta en la playa, tanto da). Pero que sea tuya.
Crear un espacio mental acogedor, que te invite a quedarte, a no huir de él, te ayudará a encontrar sosiego cuando las emociones que lo habitan sean “intensas”.
“Ya Itzi, pero no soy arquitecta…”
¿En algún momento te he dicho que tengas que hacerlo sola?
A mi también me enseñaron a construir mi cabaña en el bosque. Mi refugio emocional.
¿Quieres saber cómo?